29.2.08

Obra de Teatro XXV ->Zabaleta y la extraña muerte del Sr. Lohan <-

Vestido con una pollera hindú, encontramos al Doctor Roberto Zabaleta en una heladería...

Zabaleta: ¿...y usted cree que eso es suficiente salsa de chocolate? ¡Eso no es suficiente salsa de chocolate? Yo no pagué cincuenta centavos de más para que luego me nieguen salsa de chocolate.
Empleado: Pero Doctor, ya gastamos dos frascos de salsa en su helado.
Zabaleta: Comprendo su punto, pero comprenda usted el mío.

Se acerca a la escena una persona que viene agitada...

Persona que se acerca: Doctor Zabaleta... gracias a Dios... necesitamos su ayuda.
Zabaleta: ¿Mi ayuda? espero que involucre mantener relaciones con señoritas con buena presencia.
Persona: Lo dudo. Soy Cristian Lohan, ha muerto el señor Teo Lohan, mi tío abuelo, y las circunstancias de su muerte son dudosas. Necesitaríamos de su pericia, su aguda intuición y sus afilados razonamientos para aclarar la situación.
Zabaleta: Ya creo que me necesitan. Ahora, usted, deme mi helado -lo de la salsa no se termina aún- usted, acompáñeme.
Hombre que estaba parado ahí: Yo no tengo nada que ver, sólo quiero comprar un helado.
Zabaleta: Le dije que me acompañe. No me discuta.... déjeme ver... helado, pollera, sr. Lohan, extraño... tenemos todo lo que necesitamos. Al batimovil.

Los tres se dirigieron hacia una moto extremadamente ridícula que poseía Zabaleta, quien al llegar se puso en la cabeza una pelota de fútbol cortada a la mitad que hacía las veces de casco...

Zabaleta: Ahora, suban, en esto llegaremos rápido.
Cristian Lohan: Es absolutamente imposible que los tres podamos movilizarnos en esa motocicleta.
Zabaleta: Eso cree usted. Suban, desarrollaremos velocidades nunca antes vistas.

Se subieron a la motocicleta que, en verdad, era increíblemente pequeña. Zabaleta iba parado sobre los apoyos de los pies, Cristian Lohan iba sentado en el diminuta asiento y el extraño de la heladería iba montado a las espaldas de Lohan. El ruido de la motocicleta era estruendoso, pero la velocidad apenas superaba los 10 kilómetros por hora.

Cristian Lohan: Allí es la casa de mi tío.
Zabaleta: Estábamos muy cerca, podríamos haber caminado.
Cristian Lohan: Claro, intenté explicárselo, pero se durmió manejando la moto mientras le hablaba.
Zabaleta: Son cosas que pasan.
Extraño de la heladería: ¿Puedo irme a mi casa?
Zabaleta: Claro que no, usted es el principal sospechoso.
Extraño de la heladería: ¿De qué me habla? Yo sólo quería un helado.
Zabaleta: Un helado y... matar al sr. Lohan.
Extraño de la heladería: Me quiero ir a mi casa.
Zabaleta: Ya va a tener mucho tiempo para ir a su casa cuando esté preso.
Extraño de la heladería y Cristian Lohan: ¿Qué?
Zabaleta: No importa. Vayamos dentro.

Al ingresar a la suntuosa casa del tío abuelo de Cristian Lohan se encuentran con su jardinero. Una persona un poco tosca, de grandes bigotes y prominente barba.

Jardinero: Sr. cristian, tal como usted lo pidió no toqué absolutamente nada y cuidé que nadie se acerque al jardín. Usted debe ser el Doctor Zabaleta, confiamos en que pueda ayudarnos.
Zabaleta: Por supuesto que podré ayudarlos. Ahora deben comprender que asignaré tareas que
tendrán que ser cumplidas con eficiencia y celeridad. cristian, prepare una sangría; extraño, arréstese solo; usted, sospechoso jardinero, cuénteme lo sucedido...
Jardinero: Bien, apenas estaba amaneciendo cuando...
Zabaleta: Comprendo...
Jardinero: El Sr. Teo Lohan...
Zabaleta: Comprendo...
Jardinero: Salía al...
Zabaleta: Comprendo...
Jardinero: Jar...
Zabaleta: Comprendo... No necesito saber más. Se trata de un suicidio.
Jardinero: Pero es imposible, lo encontraron decapitado y con un tiro en la cabeza.
Zabaleta: Tranquilo... piense un poco... primero puede haberse cortado la cabeza y luego de ponerla en el piso, pegarle un tiro.
Jardinero: No suena lógico. Al menos acompáñeme y vea el cuerpo.

Zabaleta y el Jardinero fueron al patio...

Zabaleta: ¡Dios! ¿Qué clase de enfermo pudo haber hecho esto? ¿Esta es la casa de Charles Manson?
Jardinero: Ahora... vea usted, lo extraño es lo siguiente... Yo vi al señor Teo Lohan salir al patio y lo seguí para alcanzarle su té. Lo seguí tan de cerca que, cuando él cerró la puerta que comunica la casa con el patio, yo tardé no más de tres segundos en abrirla. Y al abrirla ya lo encontré tirado aquí como lo ve usted ahora...

Zabaleta, que estaba mirando al jardinero mientras hablaba, volvió a mirar al cuerpo mutilado...

Zabaleta: ¡Ay Cristo Santo! ¿Qué demonios pasó aquí? No... no... tranquilo, ya tengo la respuesta. Vea usted, el señor Lohan salió al patio ya estando decapitado y sólo demoró un segundo en pegarse un tiro, usted no lo oyó porque seguramente dejó escapar un flato en el preciso momento en que estalló el arma.
Jardinero: Es una de las cosas más estúpidas que oí en toda mi vida.
Zabaleta: No lo crea tan así, sucede que...

En ese momento apareció Cristian Lohan con la sangría...

Cristian Lohan: Aquí tiene usted su brebaje, Doctor.
Zabaleta: Gracias, lo necesito para amoldar mis nervios.

Zabaleta procedió a ingerir el litro de bebida alcohólica sin respirar, demorándose un total de 20 segundos. Y luego volvió a ver al cadáver.

Zabalata: ¡Alguien llame a la Policía, hay un hombre muerto! ¿Qué diablos le pasó a ese hombre? ¡Alguien llame una ambulancia, necesita ayuda! ¡Pongan su cabeza en hielo!

Zabaleta arrojó la jarra contra el jardinero y lo desmayó. Luego impactó fuertemente con su rodilla en la entrepierna del sr. Cristian Lohan. Corrió hacia arriba y liberó al extraño que se había autoarrestado, lo advirtió de la macabra situación que había acontecido en el patio y se dirigió rápidamente hacia su moto.
Sucedió que el extraño llamó a la policía y ellos arrestaron a las dos personas que Zabaleta había dejado inmovilizadas en el piso, quienes fueron luego encontradas culpables del cruel y oscuro homicidio del sr. Teo Lohan.
Zabaleta huía por las montañas a muy poca velocidad en su motocicleta al grito de "¡Viva Urquiza. Muerte al tirano!". Allí iba, lentamente, ignorantemente victorioso.

F I N

25.2.08

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