Zabaleta llegó a la municipalidad dispuesto a hablar con el intendente para que le proporcionen un lugar donde alojarse.
Secretaria de la Municipalidad: Buenas tardes señor. ¿Qué busca?
Zabaleta: Buenas tardes señora. Quisiera hablar con el intendente.
Secretaria: Eso es imposible. Debería haber pedido una cita, además el intendente está muy ocupado últimamente con el asunto de la construcción de la autopista.
Zabaleta: ¿Imposible? Imposible es tomar dos litros de detergente y querer lavar los platos escupiéndolo. No me hable a mí de lo que es imposible. Imposible es Criar a un cocodrilo amamantándolo, hacer la vertical y tomar agua, meterse un dedo en la nariz y sacarlo por una oreja. Dicen que esas cosas son imposibles y sin embargo yo las he hecho. Incluso lo del cocodrilo, mire, aquí está.
Zabaleta dijo eso y sacó del bolsillo un sacapuntas.
Secretaria: Pero eso no es un cocodrilo.
Zabaleta: Claro que no. ¿Quién mencionó un cocodrilo?
Secretaria: Bueno, no importa. De todas formas el intendente no lo verá.
Zabaleta: ¿Sabe quien soy yo?
Secretaria: No. ¿Quién es usted?
Zabaleta: Soy el Doctor Roberto Zabaleta y exijo ver al intendente.
Secretaria: Doctor Zabaleta!!! Disculpe, no lo había reconocido vestido. Ya mismo le haré saber al intendente que usted está aquí.
Zabaleta: Lo esperaré acostado en el piso, si no le molesta.
Secretaria: Claro que no, doctor, póngase cómodo.
Zabaleta: Bueno.
Zabaleta se sacó los pantalones y se acostó en el piso. A los pocos minutos llegó el intendente.
Intendente: Roberto. Realmente me sorprende que vengas por aquí, en especial luego de aquel incidente con las gárgolas de la iglesia.
Zabaleta: Sí, me costó superarlo, pero luego me compré esté libro de autoayuda y salía adelante.
Zabaleta mostró un libro titulado “la indescifrable vida de los guanacos”.
Intendente: A muchos nos ha ayudado ese libro. Ahora yo estoy leyendo este otro.
El intendente mostró uno titulado “100 formas de curar las urticarias con vino tinto”.
Zabaleta: Mmmm... prometedor título. Bueno, debo comentarte que mi visita tiene un propósito.
Intendente: No podría imaginar cuál.
Zabaleta: Planeaba quedarme unos días en la ciudad vacacionando, pero el vendedor de panchos de la playa me dijo que no había más alojamiento en la ciudad. Inmediatamente pensé en venir aquí a pedir tu ayuda.
Intendente: Comprendo. Ya mismo le voy a decir a mi secretaria que se comunique con la mejor inmobiliaria no tailandesa que haya en la ciudad. SILVIA!!!
Secretaria: Sí, señor?
Intendente: Comuníquese con la mejor inmobiliaria no tailandesa de la ciudad y consígale alojamiento al Dr. Zabaleta. Díganle que yo lo estoy solicitando.
Secretaria: Al instante.
Intendente: Roberto. Por favor, pasemos y mientras tomás algo me contás que fue de tu vida desde la última vez que nos vimos.
Zabaleta: Perfecto.
Zabaleta y su amigo, el intendente, se dirigieron a la oficina de éste a conversar mientras Silvia conseguía el alojamiento.
Intendente: Bueno. ¿Qué has hecho desde aquella última vez en que nos vimos? ¿Te acordás?
Zabaleta: Claro que sí...
Secretaria de la Municipalidad: Buenas tardes señor. ¿Qué busca?
Zabaleta: Buenas tardes señora. Quisiera hablar con el intendente.
Secretaria: Eso es imposible. Debería haber pedido una cita, además el intendente está muy ocupado últimamente con el asunto de la construcción de la autopista.
Zabaleta: ¿Imposible? Imposible es tomar dos litros de detergente y querer lavar los platos escupiéndolo. No me hable a mí de lo que es imposible. Imposible es Criar a un cocodrilo amamantándolo, hacer la vertical y tomar agua, meterse un dedo en la nariz y sacarlo por una oreja. Dicen que esas cosas son imposibles y sin embargo yo las he hecho. Incluso lo del cocodrilo, mire, aquí está.
Zabaleta dijo eso y sacó del bolsillo un sacapuntas.
Secretaria: Pero eso no es un cocodrilo.
Zabaleta: Claro que no. ¿Quién mencionó un cocodrilo?
Secretaria: Bueno, no importa. De todas formas el intendente no lo verá.
Zabaleta: ¿Sabe quien soy yo?
Secretaria: No. ¿Quién es usted?
Zabaleta: Soy el Doctor Roberto Zabaleta y exijo ver al intendente.
Secretaria: Doctor Zabaleta!!! Disculpe, no lo había reconocido vestido. Ya mismo le haré saber al intendente que usted está aquí.
Zabaleta: Lo esperaré acostado en el piso, si no le molesta.
Secretaria: Claro que no, doctor, póngase cómodo.
Zabaleta: Bueno.
Zabaleta se sacó los pantalones y se acostó en el piso. A los pocos minutos llegó el intendente.
Intendente: Roberto. Realmente me sorprende que vengas por aquí, en especial luego de aquel incidente con las gárgolas de la iglesia.
Zabaleta: Sí, me costó superarlo, pero luego me compré esté libro de autoayuda y salía adelante.
Zabaleta mostró un libro titulado “la indescifrable vida de los guanacos”.
Intendente: A muchos nos ha ayudado ese libro. Ahora yo estoy leyendo este otro.
El intendente mostró uno titulado “100 formas de curar las urticarias con vino tinto”.
Zabaleta: Mmmm... prometedor título. Bueno, debo comentarte que mi visita tiene un propósito.
Intendente: No podría imaginar cuál.
Zabaleta: Planeaba quedarme unos días en la ciudad vacacionando, pero el vendedor de panchos de la playa me dijo que no había más alojamiento en la ciudad. Inmediatamente pensé en venir aquí a pedir tu ayuda.
Intendente: Comprendo. Ya mismo le voy a decir a mi secretaria que se comunique con la mejor inmobiliaria no tailandesa que haya en la ciudad. SILVIA!!!
Secretaria: Sí, señor?
Intendente: Comuníquese con la mejor inmobiliaria no tailandesa de la ciudad y consígale alojamiento al Dr. Zabaleta. Díganle que yo lo estoy solicitando.
Secretaria: Al instante.
Intendente: Roberto. Por favor, pasemos y mientras tomás algo me contás que fue de tu vida desde la última vez que nos vimos.
Zabaleta: Perfecto.
Zabaleta y su amigo, el intendente, se dirigieron a la oficina de éste a conversar mientras Silvia conseguía el alojamiento.
Intendente: Bueno. ¿Qué has hecho desde aquella última vez en que nos vimos? ¿Te acordás?
Zabaleta: Claro que sí...
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Recuerdo de Zabaleta...
Intendente: Hola guaucha... ¿cuánto cobrás?
Barrendero: No soy una prostitua.
Intendente: Pero todas terminan aflojando.
Zabaleta: Pasame la mostaza...
Intendente: Sí, como no.
Barrendero: Ay!
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Zabaleta: Ahhh... que buenos aquellos días en Talampaya.
Intendente: Sí, cómo olvidarlos.
Zabaleta: Bueno, te puedo contar que fui juez de un concurso televisivo.
Intendente: ¿Ah sí? ¿Cuál?
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Otro recuerdo de Zabaleta:
Susana, la conductora: ¿Cuántas letras X tiene la palabra “Zorruda”?
Participante: Pero mirá la pelotudés que me preguntás...
Susana: Mmm... no estoy segura de que esa sea la respuesta correcta. A ver señor Juez...
Juez (Zabaleta): ¿Eh? No te estaba prestando atención, Susana.
Susana: Quiero saber si la respuesta es correcta...
Zabaleta: Que se yo, me chupa un huevo, Susana.
Susana: Se la damos como correcta!!!. Ahora vos María. ¿Cuál es la capital de Uzbekistán?
María: Hacete dar.
Susana: Incorrecto!!!! La capital es... ¿cuál es señor Juez?
Zabaleta: No sé, capaz que sea “Hacete dar”, también me chupa un huevo. Me quiero ir al carajo.
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Intendente: Sí, recuerdo ese programa, magnífico. Ah, ahí viene Silvia.
Secretaria: Ya lo conseguí señor, pero va a haber que desalojar a una familia coreana que la tiene ocupada.
Zabaleta: Eso no es problema, yo me encargo. Con mis poderes puedo transformarlos en sorbetes y utilizarlos para tomar piña colada.
Intendente: Sí, una vez lo hizo. Vamos, iremos en mi auto.
Secretaria: Señor, no tiene más auto, lo vendió para comprar todos esos posters de los Beach Boys.
Intendente: Ah, cierto. Es que tuvieron su época.
Zabaleta: No importa, yo vine en caballo.
Secretaria: No, no vino en caballo.
Zabaleta: Bueno, no. Corramos.
Zabaleta y el intendente se dirigieron a la morada de los coreanos a intentar desalojarlos. Desde afuera de la casa y con un megáfono hablaba Zabaleta:
Zabaleta: COREANOS! SOY EL DOCTOR ROBERTO ZABALETA. ESTAMOS AQUÍ PARA DESALOJARLOS.
En ese momento se abrió la puerta y salió el coreano padre a hablar con Zabaleta.
Coreano: Doctol, es siemple un gusto velo. Pol favol, le luego que nos desaloje. Somos lefugiados , huimos de nuestlo país.
Zabaleta (aún con megáfono): ¿POR QUÉ?
Coreano: Nos echalon polque le toqué el olto al plesidente luego de una plueba de almas nucleales.
Zabaleta: Lo comprendo. Así fue como me echaron a mi de Irán. Bueno, creo que no voy a tener problemas en convivir con una familia de coreanos ilegales refugiados por atentar contra la dignidad de un mandatario internacional.
Intendente: Perfecto, los dejo, ahora debo ir a convencer a mi esposa de que esta noche no me voy a ir a buscar prostitutas.
Zabaleta: Muchas Gracias por todo.
Intendente: No hay por qué, pero agradecería que el coreano deje de tocarme el orto.
Coreano: Disculpe usted.
El intendente se retiró y allí quedó Zabaleta, con el coreano, ignorantemente victorioso.
Secretaria: Ya lo conseguí señor, pero va a haber que desalojar a una familia coreana que la tiene ocupada.
Zabaleta: Eso no es problema, yo me encargo. Con mis poderes puedo transformarlos en sorbetes y utilizarlos para tomar piña colada.
Intendente: Sí, una vez lo hizo. Vamos, iremos en mi auto.
Secretaria: Señor, no tiene más auto, lo vendió para comprar todos esos posters de los Beach Boys.
Intendente: Ah, cierto. Es que tuvieron su época.
Zabaleta: No importa, yo vine en caballo.
Secretaria: No, no vino en caballo.
Zabaleta: Bueno, no. Corramos.
Zabaleta y el intendente se dirigieron a la morada de los coreanos a intentar desalojarlos. Desde afuera de la casa y con un megáfono hablaba Zabaleta:
Zabaleta: COREANOS! SOY EL DOCTOR ROBERTO ZABALETA. ESTAMOS AQUÍ PARA DESALOJARLOS.
En ese momento se abrió la puerta y salió el coreano padre a hablar con Zabaleta.
Coreano: Doctol, es siemple un gusto velo. Pol favol, le luego que nos desaloje. Somos lefugiados , huimos de nuestlo país.
Zabaleta (aún con megáfono): ¿POR QUÉ?
Coreano: Nos echalon polque le toqué el olto al plesidente luego de una plueba de almas nucleales.
Zabaleta: Lo comprendo. Así fue como me echaron a mi de Irán. Bueno, creo que no voy a tener problemas en convivir con una familia de coreanos ilegales refugiados por atentar contra la dignidad de un mandatario internacional.
Intendente: Perfecto, los dejo, ahora debo ir a convencer a mi esposa de que esta noche no me voy a ir a buscar prostitutas.
Zabaleta: Muchas Gracias por todo.
Intendente: No hay por qué, pero agradecería que el coreano deje de tocarme el orto.
Coreano: Disculpe usted.
El intendente se retiró y allí quedó Zabaleta, con el coreano, ignorantemente victorioso.
F I N
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