Obra de Teatro XV -> La Religión y Zabaleta <-

Agradezco a Pablo Abratte sus conocimientos técnicos que le dieron vida a mi PC y permitieron que esta historia sea contada...

Estábamos preocupados por el Dr. Zabaleta, ya que no habíamos tenido noticias de él por mucho tiempo. Afortunadamente nos llegan estos datos. El Dr. estuvo desaparecido porque se había recluído en un monasterio para estudiar y convertirse en cura.

A las puertas del lugar...

Zabaleta: Abranmen!!! Abranmen!!! Canejo!!!
Bedel del monasterio: Un momento señor, por favor.
Zabaleta: Nada de eso. No tengo tiempo que perder.
Bedel: (Abriendo la puerta) Buenas tardes señor, y disculpe que lo corrija, pero no se dice abranmen, sino ábranme, es como decir: Os pido que me abran.
Zabaleta: Yo no estaba diciendo abranmen, estaba diciendo "abran, men". Es que pasé un tiempo con un porteño conocido. Pero nada de esto importa, déjeme entrar y conviértame en cura.
Bedel: Claro, pero no puedo simplemente convertirlo, usted debe cumplir los 6 años de la carrera académica de teología, luego se convertirá en Deácono y recién dos años luego se le asignará alguna diósesis.
Zabaleta: ¿De qué diablos me está hablando? Me dijeron que aquí uno podía hacerse cura, en efecto vengo a que me conviertan en cura para las hemoroides.
Bedel: ¿Qué?
Zabaleta: No es extraño que la potencia de mis procesos mentales lo superen sobremanera. Ahora déjeme pasar que haré todo lo que sea necesario.
Bedel: Dios se apiade de nosotros... adelante.

Ambos se dirigen dentro del monasterio...

Bedel: ¿Qué es lo que lo impulsó a convertirse en cura?
Zabaleta: ¿En cura de las hemorroides?
Bedel: En religioso.
Zabaleta: Ah, claro. Todo sucedió en un partido de tennis...

--Recuerdo de Zabaleta--
Ivan Lendl: Va pelota...
Zabaleta: Calláte y sacá, salame.

Ivan Lendl saca, convierte un ace.

Umpire del match: Game, set, match Lendl. Lendl gana por triple seis cero.
--Fin del recuerdo--

Bedel: No comprendo cómo eso pudo provocar que desee convertirse en religioso.
Zabaleta: ¿Qué? ¿Religioso? Bueno no importa... ¿cómo comienzo?
Bedel: Bueno, primero debe adaptarse a las instalaciones. Este será su aposento, y aquél su única compañía.

El Bedel dijo esto señalando un crucifijo...

Zabaleta: ¿Quién?
Bedel: Me refiero a Jesús.
Zabaleta: ¿Quién?
Bedel: Aquel, el de la cruz...
Zabaleta: ¿Cruz? Ay, Dios mío. Pobre muchacho lo colgaron de una cruz. ¿Quién pudo hacer semejante cosa?
Bedel: En aquellos años la palabra de Dios molestaba a los poderosos. Jesús, con justa causa, se autoproclamaba Rey de los Judíos, era de la casa de David. Quería repartir los valores de la justicia de Dios, y fue condenado por la justicia de los hombre, qué irónico.
Zabaleta: Veo... qué época dura. Debe haber ocurrido en los 70.
Bedel: ¿Cómo? Dios Santo... usted no sabe nada... Bueno, como las clases no comienzan sino hasta dentro de un mes tiene tiempo para leer este libro de historia del cristianismo.
Zabaleta: ¿Tiene porno?
Bedel: Por Dios... ¡NO! es historia...
Zabaleta: Bueno, está bien, lo leeré de todas formas. ¿Me puedo tocar mientras lo leo?
Bedel: ¿Cómo puede tocarse con un libro de historia?
Zabaleta: No me subestime... me he tocado con libros de álgebra lineal...
Bedel: Usted está verdaderamente perdido. No, no puede tocarse ni con eso ni con nada.
Zabaleta: Mierda.
Bedel: Tampoco puede insultar.
Zabaleta: Maldita sea.
Bedel: Ni maldecir.

Zabaleta hace un corte de manga.

Bedel: Ni hacer esos gestos. Volveré a buscarlo en unas horas para ir a comer.

Zabaleta baja la cabeza y apenas se retira el bedel se agarra la entrepierna con ambas manos. Luego de tres horas regresa el Bedel y encuentra a Zabaleta leyendo el libro y haciendo la vertical.

Bedel: ¿Qué está haciendo?
Zabaleta: Requiero de tácticas especiales de concentración.
Bedel: Bueno, alístese y vamos a comer.
Zabaleta: Iré sin ropa.
Bedel: Me temo que no será posible.
Zabaleta: ¿Cómo? No puedo creerlo. Esto lo va a saber mi amigo José Mazinger, el Papa.
Bedel: Su apellido no es Mazinger y usted no es amigo del Papa.
Zabaleta: Claro que soy amigo, mire mi anillo Papal.

Zabaleta muestra en su mano, efectivamente, el anillo Papal.

Bedel: ¿Qué hace con eso? ¿Cómo lo robó?
Zabaleta: No lo robé... lo obtuve en una partida de poker con el Papa. Luego nos fuimos de trolas. Fue una noche muy jocosa.
Bedel: El Papa no apuesta en el poker ni se va de trolas.
Zabaleta: Eso es lo que él quiere que ustedes crean.
Bedel: Bueno, voy a simular nunca haber oído esto. Vamos al comedor, ahí conocerá a otros estudiantes.

Caminaron hasta llegar al comedor, que estaba lleno de gente... una vez allí...

Bedel: Atención a todos, éste es el Dr. Roberto Zabaleta, será un nuevo estudiante aquí. Ahora dirá unas palabras de presentación.
Zabaleta: Ustedes no la ponen. Muchas gracias.

Todos quedaron, como siempre, sorprendidos por el discurso del Doctor.

Zabaleta: Mmm... ¿que hay para comer, señor burdel?
Bedel: Soy Bedel y para comer hay verduras hervidas.
Zabaleta: Mmm... interesante. A mí démelas sobre una mujer desnuda.
Bedel: Nunca ha habido ni habrá aquí mujeres desnudas.
Zabaleta: Pero anoche mientras esperaba afuera, durmiendo en mi estanciera, lo vi salir a usted corretendo con prostitutas en ropa interior.
Bedel: Silencio, impío asqueroso.
Zabaleta: Sí, y luego cuando una se tiró al piso, usted desde atrás...
Bedel: Bueno, suficiente. Luego le conseguiré mujeres desnudas. Ahora, por favor, siéntese y coma.
Zabaleta: Sí, cómo no.

Zabaleta, fue a sentarse, no "con" sino "sobre" un plato de verduras, indiscutiblemente ignorantemente victorioso.

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